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Existen dos tipos de neumonía: la lobular y la bronquial. La neumonía lobular afecta una o más secciones (lóbulos) de los pulmones. En cambio, la bronconeumonía afecta los pulmones y los bronquios y puede ser grave o leve; la bronconeumonía vírica suele ser menos grave.


Causas

Ambos tipos de neumonía se deben al contacto con virus y bacterias en la vida diaria. La mayoría de los casos de neumonía bacteriana se producen por la bacteria Streptococcus pneumonia. Sin embargo, existen varios tipos de bacterias que pueden provocar neumonía. Entre los demás causantes posibles, se incluyen los siguientes:


Staphylococcus aureus

Haemophilus influenzae

Klebsiella pneumoniae

Los mismos virus que provocan resfriado y gripe ocasionan la mayoría de los casos de neumonía vírica.


Según Mayo Clinic, suelen producirse casos de neumonía muy graves en los hospitales. Si bien estos casos pueden deberse a algunas de las bacterias mencionadas anteriormente, existe una gran variedad de gérmenes resistentes a los antibióticos que se encuentran dentro de los hospitales y que pueden provocar este tipo de neumonía (Mayo Clinic, 2011).


Riesgos

Existen determinados grupos de personas que corren un riesgo mayor de tener bronconeumonía. Entre los factores de riesgo, se incluyen los siguientes:


tener 2 años de edad o menos

tener 65 años de edad o más

tener una enfermedad pulmonar, como fibrosis quística, asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)

tener VIH/SIDA

tener una enfermedad crónica, como enfermedad cardíaca o diabetes

tener el sistema inmunitario debilitado, lo cual puede ser producto de la quimioterapia o el uso de fármacos inmunodepresores

usar un respirador

fumar

consumir alcohol en exceso

tener dificultad para toser o tragar

estar desnutrido

Síntomas

Los síntomas pueden presentarse de manera gradual o repentina.

Es posible que la bronconeumonía vírica se manifieste inicialmente con síntomas parecidos a los de la gripe y avance luego de algunos días.

Entre los síntomas de la bronconeumonía, se incluyen los siguientes:


fiebre

tos con flema

falta de aire

dolor en el pecho

respiración rápida

sudoración

escalofríos

cefaleas

dolores musculares

cansancio

confusión o delirio, especialmente en las personas mayores

Diagnóstico

En primer lugar, el médico le realizará una exploración física. Quizás le tome la temperatura para ver si tiene fiebre y escuche los sonidos de los pulmones con un estetoscopio. Tratará de identificar si hay sonidos burbujeantes o sibilantes, que son frecuentes en el caso de esta afección. Asimismo, le revisará varias zonas del tórax para identificar si existen áreas en las que es más difícil escuchar la respiración, lo cual indica que están afectadas por la bronconeumonía.


Quizás el profesional diagnostique la afección a partir de la exploración física o solicite análisis para descartar otras causas posibles.


Es posible que le indique un hemograma completo (HC) para determinar la cantidad de glóbulos blancos en la sangre. Una cantidad elevada de glóbulos blancos podría indicar que existe una infección bacteriana. El médico quizás le solicite también un análisis de sangre para determinar el virus, la bacteria o el hongo responsable de la bronconeumonía.


Una radiografía de tórax es una de las mejores maneras de diagnosticar esta afección. En esta prueba, se usa radiación electromagnética para crear una imagen de los pulmones y el tórax, lo cual permite localizar las áreas afectadas por la bronconeumonía.


Si usted está muy enfermo, el médico tal vez solicite más análisis para obtener información sobre la gravedad de la enfermedad y su causa.


Con una tomografía computarizada (TC), se produce una imagen similar a la de la radiografía pero más detallada y se detecta el lugar de la infección en los pulmones.

Mediante un cultivo de esputo, puede analizarse una muestra de mucosidad de los pulmones para determinar la causa de la infección.

Una broncoscopía supone guiar una cámara a través de la garganta para examinar los bronquios. Esto puede hacerse para determinar si existen otros factores que están provocando la bronconeumonía.

Finalmente, el médico quizás solicite una pulsioximetría, que consiste en colocar un sensor en el dedo y medir la cantidad de oxígeno en la sangre. Los resultados de esta prueba le indican al médico la gravedad de la infección y el efecto sobre la capacidad del paciente para absorber oxígeno.

Tratamiento

Normalmente, la bronconeumonía vírica no exige tratamiento médico y mejora luego de una a dos semanas. Los antivíricos pueden reducir la duración de la enfermedad y la gravedad de los síntomas.


Si tiene bronconeumonía bacteriana, le recetarán antibióticos para destruir las bacterias que provocan la infección. La mayoría de las personas se sienten mejor después de uno a tres días de haber empezado a tomar los antibióticos. Sin embargo, es importante terminar el tratamiento con los antibióticos para evitar una recidiva.


Tal vez el médico le recomiende un medicamento contra la fiebre o la tos independientemente de que la bronconeumonía sea vírica o bacteriana. De esta manera, usted podrá aliviar los síntomas, pero no logrará curarse.


Realizar un tratamiento en el hogar también puede mejorar los síntomas. El tratamiento en el hogar incluye lo siguiente:


hacer reposo

beber mucho líquido tibio

usar un humidificador

beber mucha agua

Si la infección es grave y usted cumple con uno o más de los siguientes criterios, tal vez deba ser hospitalizado:


es mayor de 65 años de edad

respira de manera agitada

su presión arterial disminuye

se siente confundido

necesita asistencia respiratoria

El tratamiento hospitalario tal vez incluya la administración de antibióticos por vía intravenosa. Si los niveles de oxígeno en la sangre son bajos, tal vez le administren oxigenoterapia para normalizarlos.


Prevención

Las vacunas pueden ser muy útiles para prevenir la bronconeumonía. Recibir una vacuna anual contra la gripe también puede ser útil, ya que la gripe puede provocar neumonía de manera indirecta. También existe una vacuna contra el neumococo que es eficaz durante cinco años. Esta opción se recomienda si se trata de personas de más de 65 años de edad, personas que residen en una institución de atención a largo plazo y personas que tienen un riesgo mayor de padecer bronconeumonía. Los niños menores de 2 años pueden recibir una vacuna conjugada contra el neumococo, que también se recomienda si se trata de niños de entre 2 y 5 años de edad que corren el riesgo de tener enfermedad neumocócica o que asisten a guarderías (Mayo Clinic, 2011).


Tomar medidas de cuidado sencillas puede reducir el riesgo de enfermarse y presentar bronconeumonía. Entre estas medidas, se incluyen las siguientes:


lavarse las manos con frecuencia

no fumar

no consumir alcohol de manera excesiva

evitar el contacto con personas enfermas

mantener un régimen alimentario saludable

hacer actividad física

descansar bien





La mentira florece, hasta que la verdad APARECE.




Nadie sobre DIOS.

Todos bajo DIOS.

mi mamita BELLA A SUS 93 AÑOS

Razon de vivir mi vida

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